Al
finalizar la carrera de Educación social y estar toda la vida en contacto con
la gimnasia rítmica, cada vez tenía mas inquietud por seguir explorando otras
artes y herramientas a través de la creatividad. Asi que un día hace
aproximadamente tres años asistí a unas puertas abiertas que Javier Hermoso
organizó para dar a conocer el trabajo que realizaba a través de la
Arteterapia.
La
experiencia me gustó mucho, a nivel profesional me pareció muy interesante y me
sentí muy afín, por lo que quise continuar haciendo un trabajo personal-grupal
que duraría dos años.
Entonces
para mi, a mis 27 años, empezar con el grupo fue fundamental, pues lo que
resultó ser a priori un interés profesional pasó a ser todo un conocimiento
personal que llegaría en una etapa de mi vida en la que sin darme cuenta estaba yendo por un camino equivocado pero que, a su vez, todo estaba cayendo con su
propio peso y yo no lo veía. Es por eso que si tengo que poner unas palabras a
la experiencia con el grupo de Arteterapia serían: "CONCIENCIA y
EMPATÍA".
Fue
un proceso de aprendizaje paulatino, del cual sin "comerlo ni
beberlo" empecé a conocerme, a escucharme, cuidarme, y darme el derecho a
amar y ser amada tomando conciencia de toda mi verdad.
Aprendí a querer al
otro, escucharlo, conocerlo, apoyarlo, cuidarlo, mimarlo. Aprendí a dejarme
mimar, cuidar, amar, ayudar, porque aprendí a darme el derecho de sentir que me
lo merezco.
Aprendí a expresarme, a pedir ayuda, a enfadarme, a
respetarme. Aprendí a cambiar, a entender otras formas de ser, sentir, de
actuar, aprendí a comprometerme sin miedo a perder mi libertad, a confiar en
los demás, a confiar en mi misma y a dejarme llevar. Aprendí a darme el derecho
a equivocarme, a intentarlo, a disfrutar, a no estar siempre bien, a no hacer
nada y no sentirme mal, a descansar, a jugar como una niña y no por ello dejar
de ser la mujer adulta que soy.
Aprendí que el amor no es
una lucha, un sufrimiento, aprendí que amar es compartir, dar y recibir.
Aprendí que no tenía que ser fuerte para ser valiosa, aprendí que lo que no me
gusta del otro es porque tampoco me gusta en mí y lo que me gusta de ti lo
tengo yo también.
Aprendí
a conocer las emociones de miedo, alegría, rabia, tristeza y los bloqueos que
nacen de ellas, aprendí que tengo mucha rabia detrás de mi eterna sonrisa,
aprendí que ser buena persona significa también decir que no y marcar los
límites porque si no puedes hacerte mucho daño y puedes llegar a hacerlo
también.
Aprendí
a respetar y comprender las ausencias, aun sienta rabia o pena y no las pueda
evitar. Aprendí a estar aunque a veces no quiera estar y aceptar que aunque
quiera a veces no puedo estar en todas partes, y no se acaba el mundo.
Aprendí
a redescubrir que me encanta escribir, pintar, crear, colorear, dibujar, danzar
desde mi propia expresión y mi creatividad, sin juicios, ni comparaciones.
Aprendí
muchas cosas, muchas...pero sobre todo a simplemente ser yo, encontrarme sin
más.
A día de hoy tras más de un
año que cerramos el grupo, sigo continuamente explorando mi arte, mi expresión
y creatividad como forma de convivir en armonía con mis emociones, sigo
aprendiendo a desaprender y a practicar lo buenamente aprendido para seguir
creciendo como persona desde un camino sano, rompiendo con aquellos hábitos y
creencias que me limitan o que me hacen daño.
A día
de hoy, mi mayor deseo es poder educar y transmitir esta forma de crecer al
mundo y con el mundo, porque si algo aprendí de y con mis compañer@s es que sin
duda, somos un espejo en donde reflejarnos, un pilar en donde apoyarnos, un
cuerpo en donde abrazarnos.
Dar las gracias a un gran profesional y gran
persona como es Javier Hermoso y un grupo de compañeros/as valientes que un día
también decidieron tomar un rumbo distinto para seguir creciendo y ser felices
por este viaje de la vida.
¡
Muchas Gracias Compañer@s, en mi mochila llevo una experiencia enormemente
nutritiva y llena de sabiduría!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas Gracias por tu participación!
Javier Hermoso